Antes de entrar en el Acuario te recomiendo que te detengas a contemplar el edificio, que fue diseñado para la Expo de 2008. Junto con el Pabellón Puente y la Torre del Agua sigue siendo una de las joyas arquitectónicas del recinto, y una buena razón para conocer esta parte de la capital del Ebro.
Su estructura está inspirada en los paisajes fluviales, y los diferentes materiales que la conforman representan la tierra, la piedra y el hielo. No podía faltar el agua, que cae por sus paredes a modo de cascadas, y aunque no siempre es posible verlas, seguro que te encuentras con algún pato nadando en el estanque.
El acuario alberga más de 70 peceras de distintos tamaños y más de 5000 animales típicos de hábitats fluviales. El espacio central lo ocupa un enorme tanque de 45 metros de longitud y 9 de profundidad que simboliza a los glaciares como el origen de los ríos.
En torno a él se representan los ecosistemas de cinco grandes ríos del mundo que destacan por su longitud, caudal o biodiversidad: Amazonas, Ebro, Mekong, Murray-Darling y Nilo. Los primeros ocupan las dos plantas del edificio, mientras que los otros tres están en una sola altura.