La singular ubicación del Parque Municipal de Muel contribuye a su belleza natural, ya que está situado en el fondo de un acantilado, unos metros por debajo del nivel donde está la ermita.
Conforme te alejas del estanque y de la presa parece el típico parque. Hay una fuente, un paseo flanqueado por plataneros, bancos, un bar con terraza… Pero basta con caminar unos metros más para descubrir otro de sus mayores atractivos: las cascadas.
Pues sí, en el Parque de Muel hay cascadas y tienen su origen en una corriente subterránea del Huerva. También hay un riachuelo que da frescor en verano, altas paredes de piedra caliza por las que trepa la vegetación y senderos que invitan a pasear tranquilamente.
La presa romana es una parte del rico patrimonio histórico y cultural del parque, donde también hay un antiguo molino que ahora se utiliza como sala de exposiciones.
Además, las ruinas que se ven encima de las cascadas pertenecen al Castillo de los Marqueses de Camarasa (s.XIV). Apenas queda nada del edificio, que es Bien de Interés Cultural, pero sus troneras son un excelente mirador y ofrecen una vista diferente del lugar.
El Parque Municipal de Muel aúna naturaleza, cultura y ocio y es una buena opción para pasar un día diferente en familia (o con quien tú quieras 😉).
Pero antes de volver a casa te recomiendo visitar el Taller Escuela Cerámica de Muel, donde podrás ver una muestra de la maravillosa cerámica que se produce en esta localidad. Y si tienes la oportunidad, no te pierdas la jornada de puertas abiertas que suele celebrarse en invierno. Es una experiencia muy divertida y seguro que a tus peques les encanta convertirse en ceramistas por un rato.