Para leer: 84, Charing Cross Road
AUTORA:
Helene Hanff
GÉNERO:
Novela Epistolar, Autobiografía
EDITORIAL:
Anagrama
(Año 2019)
Esta vez voy a ir directa al grano: 84, Charing Cross Road es un libro especial.
¿No te suena el título? Yo tampoco lo conocía hasta hace nada, pero me bastaron unas horas para devorarlo y encumbrarlo a mi Olimpo particular de lecturas inolvidables.
Este librito de poco más de cien páginas es un alegato a favor de la literatura. Una historia única sobre la capacidad que tienen los libros para ampliar nuestros horizontes y unir a las personas sin importar el tiempo y la distancia…
Es una suave melodía de ida y vuelta que resuena entre Londres y Nueva York.
QUERIDA HELENE, QUERIDO FRANK
La historia comienza con una carta escrita por la autora, una mujer a quien resulta fácil imaginar rodeada de libros en un cochambroso apartamento neoyorkino.
El destino de sus misivas está al otro lado del océano, concretamente en la librería londinense Marks & Co., que ocupaba el número 84 de Charing Cross Road. Allí trabaja Frank Doel, quien pronto se convierte en un hada madrina capaz de hacer realidad todos sus sueños bibliófilos.
Ella, que siempre anda justita de dinero, agradece cada envío como si fuera una niña la mañana de Reyes. Y gracias a su carácer alegre y solidario no tarda en ganarse a Frank, a su familia y al resto del personal de la librería.
«La expresión «libreros anticuarios» me asusta un poco porque asocio «antiguo» a «caro». Digamos que soy una escritora pobre amante de los libros antiguos y que los que deseo son imposibles de encontrar aquí salvo en ediciones raras y carísimas…».
Libro a libro, la relación epistolar entre Helene y Frank va evolucionando con el tiempo hasta convertirse en una sincera amistad. Aspectos de sus vidas privadas ganan protagonismo conforme aumenta la confianza entre ellos e incluso nos dejan entrever el trasfondo histórico de cada momento.
Lo mejor es que cada transacción, cada libro enviado y recibido, genera una honda expansiva de buenos sentimientos que alcanza a quienes están a su alrededor. Y esto, de alguna manera, también incluye al lector.
Así que llegas a la última carta conociendo a Helene y a Frank, sus gustos, sus manías, sus preocupaciones… Y no puedes evitar preguntarte cómo es posible que dos décadas hayan pasado tan rápido.
«Con la llegada de la primavera necesito un libro de poemas de amor. ¡Nada de Keats o Shelley! Envíeme poetas que sepan hablar del amor sin gimotear… Wyatt o Johnson o alguien por el estilo: lo dejo a su criterio. Pero que sea una edición linda y preferiblemente de pequeño formato, para poder metérmelo en los bolsillos de los pantalones y llevármelo a Central Park».
HELENE HANFF
Helene Hanff nació en Pensylvania en 1916 y murió en Nueva York el 9 de abril de 1997. Fue escritora, guionista y dramaturga, algo bastante lógico teniendo en cuenta la afición al teatro que había heredado de su padre.
Su amor por los libros y la firme intención de mejorar su educación, la llevó a convertirse en una mujer autodidacta que pronto tuvo dificultades para encontrar en las librerías neoyorkinas los volúmenes que le interesaban. Fue en 1949 cuando vio un anuncio de Marks & Co., una tienda londinense especializada en libros antiguos y de ocasión, y no dudó en solicitar el primero de los muchos títulos que compraría a lo largo de veinte años.
«Me encantan esos libros de segunda mano que se abren por aquella página que su anterior propietario leía más a menudo. El día en que me llegó el ejemplar de Hazlitt, se abrió por una página en la que leí: «Detesto leer libros nuevos». Y saludé como a un camarada a quienquiera que lo hubiera poseído antes que yo».
En 1969, a Helene se le ocurre que toda la correspondencia intercambiada con la gente de Marks & Co. podría convertirse en algo más, quizás en una historia corta, y habla con un amigo para que la revise.
Pero las cartas terminaron en manos de un editor que no dudó en convertirlas en una novela epistolar. Para sorpresa de Helene, fue un éxito.
Y así fue como esta escritora, que siempre soñó con vivir de la literatura, dejó de sentirse como «una más de las 999 personas entre 1000 que no consiguen triunfar».
«Pobre Frank… ¡Le hago pasar tan malos ratos! Siempre estoy regañándolo por una cosa u otra. Bromeo, claro, pero sé que él me tomará en serio. Disfruto tratando de poner a prueba con mis pullas esa típica reserva británica… Si le da una úlcera, será culpa mía«.
ENTRE LONDRES Y NUEVA YORK
Helene Hanff pospuso su viaje a Londres durante años. De hecho, su visita a la capital inglesa fue un tema recurrente en las cartas que intercambió con Frank Doel. Y aunque finalmente cumplió su sueño, resultó una experiencia agridulce.
Así que, si lees este libro y algún día vas a Londres o a Nueva York, hay dos lugares que te gustará conocer: El primero es el número 84 de Charing Cross Road. Aunque la librería que nutría las estanterías de Helene Hanf cerró hace décadas, el edificio sigue existiendo y una chapa de latón señala el lugar donde estuvo la tienda.
«Un periodista que conozco, que estuvo destinado en Londres durante la guerra, dice que los turistas viajan a Inglaterra con ideas preconcebidas y que por eso encuentran exactamente lo que buscan. Yo le expliqué que me gustaría ir en busca de la Inglaterra de la literatura inglesa, y me respondió: Pues está allí, sí«.
El otro es «Charing Cross House», un bloque de apartamentos situado en el 305 Este de la calle 72, casi en el cruce con la Segunda Avenida. Una placa de bronce junto a la entrada principal recuerda que Helene Hanff vivió allí, aunque sus primeras cartas fueron escritas en un pisito de la calle 95.
Me encantaría contarte cómo acabó la historia entre Frank y Helene, decirte si llegaron a conocerse para compartir en persona su amor por la literatura. Pero prefiero dejar que sean ellos quienes lo hagan a través de sus cartas. 😉
Ricardo
Dos de las ciudades que más me gustan unidas en un libro sobre libros… Vaya descubrimiento! Gracias, Victoria.
Mª.Victoria B.L.
Gracias a ti por el comentario, espero que te animes a leer el libro. ¡Un saludo!
Ricardo
Leído y disfrutado! Se lee en una sentada y es muy satisfactoria su lectura.