Trasmoz es un destino perfecto para celebrar Halloween de buen rollo, porque a l@s peques les encante. Aquí no falta el muérdago ni los gatos y, por supuesto, está lleno de referencias a sus famosas brujas (las de antes y las de ahora 😉).

Pero no hay que olvidar que es el único pueblo maldito y excomulgado de España pues, según se dice, las brujas celebraban aquelarres en el castillo. Y ya se sabe que las leyendas siempre tienen algo de verdad…

Es posible que ya conozcas la cara más familiar de Alfamén gracias a su ruta de pinturas murales. Pero a pocos minutos del pueblo hay un lugar que no es apto para todos los públicos.

Se trata del antiguo cementerio, que lleva abandonado casi cien años y tiene fama de ser un punto con actividad paranormal. Puede que sea cierto o no pero, por si acaso, yo siempre he pasado de largo sin parar el coche.

A las afueras de Épila hay una casa única en su especie. Se conoce como La Casa de Dios y fue construida por Julio Basanta, un albañil que llegó a este pueblo desde Zaragoza.

El edificio está rodeado de coloridas esculturas y figuras grotestas que, muy probablemente, fueron inspiradas por una vida marcada por la tragedia. La estampa es, como poco, perturbadora y no deja indiferente a nadie.

Los edificios abandonados suelen ser protagonistas de las historias más terroríficas, y si están en un entorno aislado, los rumores sobre sucesos paranormales se multiplican.

Este sanatorio fue construido en las faldas del Moncayo y recibía enfermos con afecciones respiratorias, sobre todo tuberculosos. Y sí, a pesar de que está en un paraje natural de gran belleza, da mal rollo.

En nuestra visita a la comarca del Matarraña visitamos varias prisiones antiguas. Una de ellas fue la del bonito pueblo de Ráfales, que está en los bajos del Ayuntamiento y data del siglo XVI.

El acceso es libre y gratuito, pues la puerta siempre está abierta. Claro que, ¿quién entraría en una prisión de forma voluntaria? Pues sólo los más valientes, sobre todo si estás en Ráfales.