Situada en una meseta a orillas del río Tarn desde tiempos de los romanos, Albi prosperó, y en el siglo XIII se convirtió en Ciudad Episcopal gracias a la construcción de su gran catedral y del contiguo palacio-fortaleza episcopal.
Esta ciudad dio nombre a la cruzada albigense o cátara, un conflicto armado que tuvo lugar entre 1209 y 1244. El catarismo era una doctrina religiosa muy extendida por la zona del Languedoc, pero fue considerado herejía y combatido duramente por parte de la Iglesia católica.