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Albarracín, una joya medieval

     Albarracín, en la provincia de Teruel, es una de las joyas de nuestro patrimonio y dicen que es uno de esos lugares que hay que visitar al menos una vez en la vida. Yo he tenido la suerte de hacerlo en tres ocasiones, así que no puedo estar más de acuerdo.

Habitada por celtas, romanos y visigodos, fue conocida como Santa María de Oriente. Su denominación actual se debe a la dinastía bereber de los Aben Razín, nombre que derivó en al-Banu-Razín, es decir, «la ciudad de los hijos de Razín» y la convirtieron en capital de su taifa durante el periodo andalusí. Más tarde, Albarracín pasaría a manos de la familia navarra de los Azagra, que la mantuvieron independiente de los reinos de Aragón y de Castilla durante doscientos años.

Albarracín fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1961, recibió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes en 1996 y está propuesta por la UNESCO para ser declarada Patrimonio de la Humanidad. Ahí es nada.

Pero estos títulos sólo confirman lo que el visitante piensa en cuanto pone un pie en sus calles: Que es uno de los pueblos más bonitos de Aragón y de toda España.

SITUACIÓN

     Albarracín está situada a 35 minutos de Teruel, a 2 horas de Zaragoza y de Valencia, y algo menos desde Cuenca, que son las ciudades más cercanas.

Limita al sur con los Montes Universales y al norte con la Sierra de Albarracín, que pertenece al Sistema Ibérico. Además, dentro de su término municipal encontramos el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, en cuyos abrigos rocosos puedes ver pinturas de arte rupestre de gran valor artístico.

Su estratégica situación en un peñón rodeado por un meandro del río Guadalaviar facilitó su defensa en tiempos pasados. De hecho, el trazado urbano está totalmente adaptado a la difícil orografía mediante escalinatas, pasadizos y empinadas cuestas que conducen hasta sus altas murallas medievales.

Sus callejuelas estrechas y empedradas, las casas de yeso rojizo inclinándose unas hacia otras, sus aleros y entramados de madera, la silueta de la muralla dominando el paisaje… Todo en Albarracín la convierten en un pintoresco conjunto arquitectónico que no deja indiferente a nadie.

Albarracín Casa Azul - Postales para Mamá

PASEO HASTA LA PLAZA MAYOR

Albarracín sigue siendo una ciudad de la Edad Media. El color de sus casas, el trazado sinuoso de sus calles, el frío de sus aldabas en las puertas… Todo aquí te transporta a ese pasado, incluso el río y las murallas alzándose desafiantes contra el paso del tiempo.

Si es tu primera vez en la villa, te recomiendo que hagas una visita guiada porque aprenderás un montón sobre su historia y muchas curiosidades que te sorprenderán.

Albarracín Mirador - Postales para Mamá

Nosotros dejamos el coche en una amplia zona de aparcamiento situada junto al río, casi al lado de la Oficina de Turismo y desde allí subimos por la calle Bernardo Zapater o Cuesta de Teruel, donde está el edificio de Escolapios.

Siguiendo por la calle Azagra, casi enfrente de la Casa Azul, que perteneció a los Navarro de Arzuriaga, puedes desviarte hacia la derecha y subir por la Calle del Chorro hasta la fuente del mismo nombre, pero nosotros seguimos hasta la Plaza Mayor pasando junto a la casa que tiene un bonito balcón esquinero.

Albarracín Ayuntamiento - Postales para Mamá

Aquí está el Ayuntamiento, que data del siglo XIV, aunque fue reformado posteriormente. En la esquina izquierda, el tejado está coronado por una espadaña con un reloj, una campana y una original veleta. Bajo sus arcos de medio punto hay un estupendo mirador sobre Albarracín desde donde se aprecia muy bien su predominante color rojizo.

Sin salir de la Plaza Mayor (muy concurrida antes del Covid-19) tendrás una buena muestra de la peculiar arquitectura de Albarracín y de los cuatro materiales de construcción predominantes: yeso, madera, piedra y hierro.

Albarracín Plaza Mayor - Postales para Mamá

PUERTAS Y MURALLAS

Albarracín estuvo protegida por dos recintos cerrados por sólidas murallas y torres defensivas, algunas de las cuales han sobrevivido al paso del tiempo, y a lo largo de tu paseo cruzarás varias de las antiguas puertas de acceso a la ciudad medieval.

Una de ellas es el Portal del Agua, una discreta salida que fue abierta para tener acceso al suministro de agua en caso de asedio y que está adosada a una torre de la muralla.

Cerca de allí encontrarás el Rincón del Abanico, uno de los lugares más fotografiados de Albarracín, ya que es un claro ejemplo de cómo sus habitantes han sabido adaptarse a las formas del terreno aprovechando al máximo el espacio.

Albarracín Portal Agua - Postales para Mamá

Seguimos nuestro paseo y llegamos a la Casa de la Julianeta, que data del siglo XIV. Es una de las más emblemáticas de Albarracín, ya que parece desafiar a la gravedad con su falta de ángulos rectos y sus plantas superiores sobresaliendo sobre las inferiores.

Conseguirás una foto muy bonita si te sitúas al otro lado del Portal de Molina para enmarcarla bajo su arco, que está escoltado por dos torreones cuadrados.

Albarracín Calle - Postales para Mamá

Te recomiendo que recorras alguno de los caminos de tierra que llevan hasta la base de la muralla y subas por las pequeñas escaleras que encontrarás para contemplar de cerca sus torres, como la del Andador, y toda la vega del río Guadalaviar.

Pero si no lo haces, la mejor alternativa para disfrutar de una vista increíble de la muralla sobre la ciudad es asomarte al mirador que hay frente a la catedral de San Salvador.

Dejando atrás la catedral, y siguiendo por la calle de Santa María hacia el sur, llegarás a la  antigua Alcazaba o castillo de origen árabe, que está declarado Bien de Interés Cultural.

Esta fortaleza, cuyo yacimiento arqueológico se puede visitar, estuvo en uso desde el siglo XI hasta el XVI y, junto con la Torre del Andador, es uno de los restos más importantes del legado musulmán en Albarracín.

Albarracín Muralla - Postales para Mamá

UNA TORRE CON LEYENDA

     Para terminar el paseo por Albarracín, puedes acercarte a la Torre de Doña Blanca, situada junto a la Iglesia de Santa María. Con sus 18 metros de altura se alza al lado del cementerio y ofrece una panorámica diferente del pueblo.

Tras años de abandono, fue restaurada en 2001 por la Fundación Santa María, una asociación sin ánimo de lucro que hace más de veinte años apostó por poner en valor el patrimonio de la localidad, convirtiendo su mantenimiento en motor de la economía.

En un lugar con tanta historia como Albarracín, no podía faltar una leyenda y en este caso tiene nombre de mujer: Érase una vez una princesa llamada Blanca a la que todo el mundo quería, lo que despertó la envidia de su cuñada, la mujer del rey, que no paró hasta conseguir que fuera desterrada de los territorios de la Corona de Aragón.

En su triste viaje hacia Castilla, Doña Blanca se detuvo en Albarracín con su pequeña comitiva, donde pronto se ganó el favor del pueblo, aunque no de sus gobernantes, que la instaron a continuar su camino cuanto antes.

La gente quería ver una vez más a la princesa, pero cuando salieron a despedir a la comitiva, no había ni rastro de ella. Muchos pensaron que doña Blanca había muerto de pena y había sido sepultada en la torre donde estaba alojada, pero los señores de Azagra y sus nobles guardaron celosamente el secreto de lo ocurrido y la verdad nunca salió a la luz.

Sea cual fuera el final de Doña Blanca, cuentan que, cuando la campana de la iglesia da la doce en las noches de verano, su espíritu sale a pasear hacia el río, donde su sombra etérea se desvanece hasta la próxima luna llena.

MOVILIDAD:

-Elige calzado cómodo porque vas a encontrar calles adoquinadas, escaleras, caminos de tierra para subir a la muralla… La belleza de Albarracín será la misma, pero la disfrutarás más sin dolor de pies.

-Si vas con bebés o niñ@s muy pequeños y tienes opción de prescindir del carrito, hazlo. Una mochila portabebés u otro tipo de porteo te facilitará las cosas a la hora de moverte.

 

NO TE PIERDAS:

-La arquitectura: Aleros que parecen tocarse, pequeñas ventanas cubiertas con visillos, llamadores de puertas de formas originales, rejas de hierro forjado a mano, escalinatas que conducen a rincones pintorescos, murallas que han sobrevivido al paso de tiempo…

-Las mansiones señoriales: En otros tiempos, Albarracín fue una ciudad de gran poder e influencia y eso quedó reflejado en casas con nombre propio, como por ejemplo la de los Monterde, con su imponente escudo de armas en la fachada o la de los Dolz de Espejo, con otro más pequeño.

-Las tiendas de artesanía: Donde podrás comprar quesos, cerámica y pequeños objetos de forja y hierro, entre los que encontrarás las famosas aldabas en forma de dragón.

-Un libro: Para trasladarte al pasado del Albarracín más auténtico, no te pierdas “La Ciudad”, del aragonés Luis Zueco, una novela histórica llena de intriga que te atrapa desde las primeras páginas.

COMPLETA TU VISITA

-La mejor manera de disfrutar del río Guadalaviar y su entorno es recorrer el Paseo Fluvial, una ruta que bordea el río con el pueblo como telón de fondo. Es fácil para hacerla con niñ@s, pero no es apta para silla de ruedas ni cochecitos de bebé, ya que hay tramos con escaleras y pasarelas estrechas.

-En Albarracín puedes visitar Mar Nummus, uno de los centros que conforman el Territorio Dinópolis (cuya sede principal está en Teruel) y que está dedicado a los mares prehistóricos. De hecho, en toda la provincia hay importantes yacimientos que la posicionaron en el mapa de la arqueología internacional hace décadas.

-A sólo 5 km del pueblo, tienes la posibilidad de ver pinturas de arte rupestre levantino (declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) que representan distintos animales y escenas de caza. Las encontrarás entre pinares y rocas de arenisca rojiza (llamada rodeno en esta zona) que forman un gran museo al aire libre cuyo recorrido es apto para todas las edades.

PUNTOS DE INTERÉS

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Hay muchas maneras de viajar, y si conocer la mía sirve para animarte a descubrir el mundo con tus hij@s, me daré por satisfecha. ¡Gracias por leer Postales para Mamá y por compartir en las redes sociales!

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