Comer en Soria

La cocina soriana está ligada a sus tradiciones, con platos sencillos pero contundentes que ayudaban a sobrellevar mejor los largos y fríos inviernos de esas tierras castellanas.
Y aunque la esencia sigue siendo la misma, la renovación en sus fogones es evidente, y las propuestas más tradicionales comparten protagonismo con productos tan apreciados como la trufa negra.

En Soria, la gastronomía forma parte del adn de sus habitantes, y la mejor prueba de ello es el “Catapán”, un festejo popular que consiste en el reparto de vino, queso, bacalao y pan (de ahí su nombre) que precede a la celebración de las fiestas de San Juan.

Así que da igual si te apasiona la cocina de autor, prefieres los guisos de cuchara o lo tuyo son los dulces, porque en Soria se come mucho y bien.

El cordero es un plato típico de Castilla y León y una de las carnes estrella en el menú de los restaurantes sorianos.

Aquí les gusta la carne y saben cómo tratarla, así que da igual si el cordero está asado, a la brasa o guisado en caldereta, porque estará para chuparse los dedos.

Estas tiras de panceta de cerdo fritas son la estrella de la gastronomía soriana más popular y para que estén en su punto, deben quedar tiernas por dentro y crujientes por fuera. Además, los torreznos de Soria tienen Marca de Garantía, así que busca su distintivo.

Si no los has probado nunca, pásate por la Antigua Casa Apolonia (Plaza Ramón Benito Aceña, 8) o por el Bar Restaurante Piscis (Calle Tejera, 14) que ha ganado el premio al mejor torrezno del mundo en 2020.

Opciones para tapear en Soria hay muchas y muy buenas, ya sea en la Plaza Mayor, en las calles del centro o en los alrededores de la Plaza de Toros. Y seguro que encuentras el momento perfecto para hacerlo.

En mi opinión, el chorizo es el rey de los ricos embutidos sorianos, y también podrás probar una morcilla dulce que incluye azúcar o canela entre sus ingredientes.

Mención aparte reciben sus quesos, tres de los cuales fueron premiados con la etiqueta de bronce en la 32ª edición de los World Cheese Awards.

Si quieres llevarte un recuerdo sabroso de Soria, nada mejor que entrar en alguna carnicería o charcutería. Además, en tiendas de recuerdos como El Rincón de Soria, (Calle El Collado,17) o Numanguerrix (Calle Zapatería, 42) también podrás comprar productos típicos de toda la provincia.

Al llegar la temporada de setas, éstas se convierten en protagonistas indiscutibles de la cocina soriana y, junto a la trufa, los níscalos y boletus son un atractivo turístico más.

La trufa negra (Tuber melanosporum) es un hongo que se desarrolla bajo tierra y se recolecta entre diciembre y marzo, todo un manjar que en Soria han sabido poner en valor. De hecho, cuando estuvimos se estaba celebrando la VII Ruta Dorada de la Trufa, en la que participaban más de treinta bares y restaurantes de toda la provincia.

Este plato era comida de pastores y se cocina en muchas zonas de nuestro país con pequeñas variaciones en la receta. Soria no es una excepción, y un buen sitio para degustarlas es el Mesón Castellano, en la Plaza Mayor, aunque cuando estés allí es probable que te cueste decidir qué pedir.

Elaborada a base de leche de vacas sorianas, el origen de la producción de mantequilla se remonta a la actividad ganadera de la zona de El Valle. Sus tres variedades, natural, salada y dulce son Denominación de Origen Protegida.

La mantequilla dulce se sigue haciendo artesanalmente y su textura sorprende porque es más parecida a una crema tipo nata que a una mantequilla normal.

La puedes comprar en Mantequerías York (calle Mariano Granados, 3) pero ya te aviso de que es casi es imposible salir de la tienda sin llevarte algo más, porque todo tiene una pinta buenísima.