El poblado cántabro de Argüeso consiste en un recinto amurallado en cuyo interior podemos encontrar varias cabañas hechas a tamaño real donde se recrean fielmente las condiciones de vida de hace más de 2000 años. Y todo gracias al un minucioso trabajo de investigación arqueológica llevado al terreno desde los años 90 por un equipo multidisciplinar.
Cada construcción se corresponde con una época diferente entre los siglos VIII y I a.C., pero lo más interesante es que todo está hecho con las mismas técnicas y materiales que se usaban durante la Edad de Hierro, incluso las cubiertas vegetales de las casas.
Al llegar, te dirán dónde unirte a la visita guiada que haya en ese momento. La pasión de l@s guías es contagiosa y trasmiten muy bien cómo era el carácter y el modo de vida de los antiguos cántabros, así que el tiempo pasa volando.
Al finalizar el recorrido puedes pasear libremente por todo el espacio, disfrutar del paisaje y hacer las fotos que quieras.
Fuera y dentro de las cabañas, hay numerosos objetos de uso cotidiano, como telares, vasijas de cerámica, armas o herramientas de trabajo cuyo diseño fue tan práctico que siguen usándose hoy en día.
También verás fíbulas (broches de metal), torques (collares rígidos) e incluso una diadema que son fieles reproducciones de las que hay en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, en Santander.
En el año 50 a.C. toda la Península Ibérica, excepto los cántabros y los astures, habían sido sometidos por Roma o se habían adherido voluntariamente al imperio.
Tras las Guerras Astur-Cántabras (entre los años 29 a.C. y 19 a.C), Roma terminó por conquistar estas tierras, pero no le resultó nada fácil, y la fama de fieros guerreros de los cántabros quedó reflejada en las crónicas de sus historiadores.