El camino conduce directamente al puente que cruza el río Isuela en el paraje de los Pozos Altos. Es de estilo románico pero no se sabe con seguridad cuándo se construyó. De hecho, se cree que su única finalidad era poder acceder hasta el molino harinero que había en la otra orilla, por lo que sería más «moderno» de lo que parece.
Te recomiendo que te acerques a las cascadas y te sientes a disfrutar de la tranquilidad del lugar y del sonido del agua, que forma una poza al caer entre las paredes rocosas que encajonan el río.
Los restos del molino están muy cerca. Lo único que tienes que hacer para encontrarlos es seguir el camino desde el puente aunque, en algunos tramos, casi desaparece bajo la maleza. Los muros están cubiertos de hiedra y las plantas silvestres rodean las grandes piedras de moler, pero también son parte del encanto del lugar.
Las cascadas se pueden ver todo el año, aunque obviamente son menos espectaculares en verano porque el río Isuela lleva menos caudal.
Para que veas cómo gana protagonismo el agua, aquí te dejo nuevas imágenes del puente y el Salto del Batán en invierno.
Verás que el entorno sigue estando igual de bonito y, con un poco de suerte, hasta podrás disfrutar del vuelo de varios buitres hacia las paredes rocosas cercanas.