La Poinsettia o Flor de Pascua
La Navidad es una época de ritos y tradiciones. Algunas han pasado de generación en generación, otras vienen de lejanos países (aunque enseguida las hagamos nuestras) y todas tienen su razón de ser.
Ponemos el belén, decoramos el árbol, recibimos regalos… Y colocamos nuestra Poinsettia o Flor de Pascua más bonita en el salón para inundarlo todo con su color.
Porque, con permiso del muérdago y el acebo, si hay una planta que simboliza el espíritu navideño en todo el mundo, es ésta.
¿Quieres saber por qué?
LA PLANTA
Su nombre botánico es Euphorbia pulcherrima y es originaria de México, donde la llaman Flor de Nochebuena. Aquí la conocemos como Poinsettia o Flor de Pascua, pero tiene otros nombres tan evocadores como Estrella de Navidad, Corona del Inca o Pascuero.
Aunque estemos acostumbrados a verla en macetitas, esta planta arbustiva de hoja caduca puede alcanzar hasta 4 metros de altura. Florece entre noviembre y febrero y las flores son unos pequeños botones amarillos que están rodeados de un tipo de hojas llamadas brácteas. Dichas hojas son las que cambian de color y su momento de máximo esplendor coincide con estas fechas tan especiales.
Existen más de cien variedades y mediante modificación genética se han conseguido plantas de distintos tamaños y colores, como rosa, amarillo y blanco. Sin embargo, las más demandadas siguen siendo las rojas.
UN VIAJE HACIA LA FAMA
Sin duda, la Flor de Pascua es la reina de la Navidad, y su historia es de lo más curiosa.
Los aztecas la llamaban cuetlaxóchitl, que en náhuatl significa «flor que se marchita» o «flor de pétalos de cuero» (en alusión a su color). Para ellos, era una planta medicinal y también un símbolo de pureza, así que la entregaban a sus dioses como ofrenda.
Hay constancia de que, allá por el siglo XVI, los misioneros franciscanos que vivían en México ya la utilizaban como decoración en Navidad. La idea caló en la población y la tradición continuó, pero no fueron los mexicanos quienes convirtieron estas vistosas plantas en un icono navideño.
Tras la independencia de México en 1821, Estados Unidos envió a un representante político que visitó la ciudad de Taxco y quedó impactado por las Flores de Nochebuena que adornaban sus calles.
Se llamaba Joel Roberts Poinsett (1779-1851) y era aficionado a la botánica, así que decidió enviar varios ejemplares a su casa de Greenville, en Carolina del Sur.
Al comprobar que la floración coincidía con la época navideña, se le ocurrió que sería un buen regalo para sus amistades, comenzando una tradición que daría la vuelta al mundo. Con el tiempo, la Euphorbia pulcherrima se popularizó como Poinsettia en honor a Poinsett, un nombre que resulta más comercial que cuetlaxóchitl.
Hoy en día, la Flor de Pascua que compramos es mucho más pequeña que las silvestres que crecen en Guatemala y México, donde también se cultiva. En nuestro país comenzó a producirse en los años 80, algo necesario al crecer la demanda, ya que es una especie delicada que no aguanta bien el transporte.
Los Cuidados Básicos
Han pasado casi 200 años desde que aquellas Flores de Nochebuena viajaron de su México natal a EEUU, y la Poinsettia o Flor de Pascua se ha convertido en un símbolo más de la Navidad.
Si todavía estás pensando qué regalar a esa persona tan especial, seguro que esta elegante planta le hace sonreír.
Y si ya tienes la tuya y te estás preguntando qué hacer para que mantenga las hojas por más tiempo y sobreviva a estas fiestas, aquí tienes unos consejos:
En Navidad, el clima en España es muy diferente al de América Central, así que está considerada una planta de interior.
Una buena iluminación evitará que las hojas se decoloren o caigan antes de tiempo.
Busca un sitio donde tenga luz, pero no debe darle el sol directamente, ya que podría dañar las hojas.
No la coloques en lugares de paso ni en corrientes de aire y evita los cambios bruscos de temperatura. Ten en cuenta que no soporta el frío ni el exceso de temperatura, así que aléjala del radiador.
Lo ideal es que la habitación donde esté no supere los 22ºC de día ni baje de los 16ºC durante la noche.
Necesitan buena humedad ambiental para que las hojas no caigan, pero hay que regar moderadamente.
Recuerda: poca agua. Si riegas en exceso o encharcas el fondo de la maceta se pueden pudrir las raíces.