El paseo por Bílbilis comienza en la Puerta del Teatro y un camino de tierra te va llevando por los distintos espacios de la ciudad, que están bien señalizados y explicados con paneles informativos.
En primer lugar, te recomiendo subir hasta el foro, situado en una terraza artificial. Llama la atención que no ocupaba el centro de la ciudad, como solía ser habitual en el urbanismo romano, sino un lugar privilegiado desde donde se domina todo el valle.
Aunque es algo difícil imaginar cómo era en época romana, ya que sus estatuas y el resto de la decoración no están, seguro que fue una ciudad impresionante.
Las termas, que están protegidas por una estructura de las inclemencias del tiempo, son una de las construcciones que más llamarán tu atención. Para llegar hay que atravesar el barrio central, donde vivían las clases más acomodadas. En esta zona puedes distinguir varias casas e incluso parte de la acera y de la calzada que unía el foro con las termas.
La aridez del paisaje hace que sea inevitable preguntarse de dónde sacaban el agua, ya que no hay restos de ningún acueducto. La solución fue construir una red de cisternas a diferentes alturas que estaban conectadas con tuberías y se abastecían de los manantiales subterráneos cercanos.
Junto a las termas también había un barrio y en una de esas viviendas se descubrió un balneum con hipocaustum (baño con bañera y letrina que tenía un sistema de calefacción propio) que es el mejor conservado de esa época romana en Hispania.
Casi al lado está el teatro, donde se reunían miles de espectadores. Para facilitar el acceso, estaba comunicado con el foro mediante una serie de pórticos y escaleras adornadas con mármoles traídos de las lejanas canteras de Carrara (Italia) o Chemtou (Túnez).
Aunque aún se aprecia la forma y estructura original del teatro, sus piedras sillares se aprovecharon para construir nuevos edificios en Calatayud y muchas estatuas de Bílbilis fueron quemadas para obtener cal.
Sin embargo, algunas sobrevivieron y hoy se exponen en el Museo de Calatayud junto con otros objetos encontrados durante las excavaciones arqueológicas. Sin duda, visitarlo es el complemento perfecto para comprender mejor la grandeza de Bílbilis, la ciudad romana de Calatayud.
El pequeño edificio de piedra que se ve en una colina es la Ermita de San Paterno, que fue construida aprovechando una antigua cisterna del yacimiento. Existe la creencia de que San Paterno nació en Bílbilis y cada 23 de septiembre se celebra una romería desde el cercano pueblo de Huérmeda, del que es patrón.
Para llegar, sigue el sendero que lleva hasta su colina y tendrás Bílbilis, Huérmeda y sus alrededores a tus pies. Además, junto a la ermita todavía se aprecian restos de la muralla.
En Bílbilis nació el gran poeta clásico Marco Valerio Marcial (40 d.C.-104 d.C.), que viajó a Roma en el año 64 d.C. y pasó buena parte de su vida codeándose con el emperador y su corte. Cuando regresó a Hispania, allá por el año 98 d.C., ya había escrito «Epigramas«, que es su famosa obra.
En este extenso poemario, Marcial retrataba a la sociedad romana haciendo una crónica satírica de su época que sigue estando de actualidad hoy en día.