Collado de Astún desde el Ibón de Truchas

La estación de esquí de Astún fue construida en un enclave privilegiado y de gran belleza natural. Durante el invierno es muy popular entre los aficionados a la nieve porque cuenta con pistas de todos los niveles y en verano atrae a ciclistas y senderistas.

Aprovechando que estábamos pasando unos días en la provincia de Huesca, recorrimos los 33 km que separan Jaca de Astún para subir en el telesilla hasta los ibones o lagos de montaña.

Aunque lo habíamos hecho varias veces, ésta era la primera que íbamos con nuestra hija (4 años) y no teníamos muy claro cómo iría la experiencia, pero ya te adelanto que disfrutó muchísimo.

• Dificultad: Fácil-Media (el tramo final de la subida tiene piedras sueltas)
• Tiempo ida y vuelta: 1h15′
• Desnivel: 65m desde el Ibón de Truchas
• Hecha en: Verano
• Tipo de Ruta: Lineal hasta el collado, aunque puedes alargarla y convertirla en circular (ver mapa)

Tras comprar los forfaits en la taquilla de la estación de Astún, pasamos las tarjetas por el torno y nos sentamos en el telesilla con la peque en medio. El trayecto se le hizo corto, y cuando llegamos arriba y vio el Ibón de Truchas (2124m), se lanzó sendero abajo emocionada.

Sin abandonar el caminito que lo bordea por el lado derecho, y dejando que ella marcara el ritmo, lo dejamos y comenzamos a ascender la ladera que lleva hasta el Collado de Astún, a 2.189 metros de altura.

El sendero es estrecho pero se recorre con facilidad, aunque en el tramo final encontramos bastantes piedras sueltas y la niña necesitó algo de ayuda.

Apenas tardamos media hora en salvar la distancia que separa el collado del Ibón de Truchas y como íbamos bien de fuerzas decidimos seguir caminando un poco más hacia el oeste, en dirección al Lac Paradisse.

Las vistas son espectaculares, con el Midi D’Ossau justo enfrente y un grupo de caballos pastando en el valle, y nos sentamos a almorzar tranquilamente antes de volver sobre nuestros pasos, ya que sabemos que completar la ruta circular por el Ibón de Escalar sería demasiado larga.

Todo fue fenomenal hasta la mitad del descenso, cuando la niña se sentó en una piedra, cruzó los brazos y dijo que no quería dar ni un paso más. Después de todo lo que había andado no nos sorprendió y tuvimos que hacer el resto de la bajada con ella en brazos (nada recomendable, por cierto, así que dosificad bien las fuerzas).

En base a nuestra experiencia, te recomiendo que aplaces la subida al Collado de Astún con niñ@s tan pequeñ@s para otra ocasión y os dediquéis a disfrutar de los ibones más cercanos y del impresionante paisaje que los enmarca.

Recuperamos las fuerzas comiendo de picnic junto al Ibón de Truchas y estuvimos jugando en la orilla del lago hasta las cinco de la tarde, que cogimos el telesilla de regreso a la estación de Astún.

Con las increíbles vistas de las pistas de esquí cubiertas de flores y el macizo del Aspe al frente, dimos por terminada esta excursión.