A lo largo del recorrido podremos ver los restos de una ermita y un antiguo nevero que garantizaba el suministro de hielo a los pueblos cercanos. Pero el verdadero protagonista de la excursión es el hayedo, que nos regala unos paisajes otoñales de cuento de hadas.
De hecho, este bosque es muy especial porque es uno de los hayedos más meridionales que quedan en Europa. ¡Y lo tenemos aquí mismo!
Soy consciente de que las fotos no reflejan lo bonito que llega a estar el bosque, pero te animo a que vayas al Moncayo y descubras el Hayedo de Peña Roya. Basta con recorrer unos metros del camino para sentir toda la magia del otoño, especialmente cuando se hace el silencio y las hojas bailan a tu alrededor.
Si quieres ver el hayedo casi a vista de pájaro sólo tienes que conducir hasta el final de la carretera, donde encontrarás el santuario. Allí, además de un restaurante, hay un mirador con una panorámica privilegiada del hayedo, cuyo colorido contrasta con el verde intenso del pinar.
Y para terminar la excursión, nada mejor que escuchar alguna de las leyendas del Moncayo o acercarte a Trasmoz para hacerte una foto con el pico San Miguel de fondo.
Ricardo
Totalmente de acuerdo contigo. Es una excursión que merece mucho la pena en esta época del año. El paisaje es espectacular.