El molino de Lautrec

Lautrec es un encantador pueblo medieval situado en el departamento de Tarn, a tan solo 30km al sur de la ciudad Albi. Aparece en la lista de los Plus Beaux Villages de Francia, en la que se incluyen más de 150 pueblos de postal, y además está considerado Site remarquable du Goût, una denominación que ostentan lugares relacionados con la riqueza y la diversidad de la gastronomía francesa.

Esta segunda distinción se debe a que Lautrec es la capital del de ajo rosa, una variedad más suave que la nuestra y a la que dedican una feria cada primer viernes de agosto.

Nosotros lo visitamos un viernes, pero ni era agosto ni olía a ajo, sino a tierra mojada y a madera vieja esperando la siguiente tormenta.

Es mediodía y Lautrec parece desierto. Un silencio denso nos empuja hacia el corazón del pueblo, y a cada paso, las calles estrechas y los entramados de madera de las fachadas de sus casas nos transportan al pasado.

Nos detenemos frente al ayuntamiento, en la rue du Mercadial, que destaca por sus contraventanas azul pastel y sus jardines, y después entramos en la Colegiata de Saint-Rémy, que con sus 600 años es el edificio más antiguo de Lautrec.

Un suave color pastel nos guía hasta la Place Centrale, donde casi no queda rastro del mercado que se ha celebrado. Los soportales de madera y la estructura tradicional de sus edificios hacen que sea uno de los rincones más bonitos de Lautrec.

Después seguimos paseando en busca del viejo molino de viento, uno de los pocos supervivientes que producían harina durante el siglo XIX y el único que todavía está en funcionamiento.

Para llegar al molino, situado en lo alto de un promontorio, hay que ascender por una estrecha calle con escaleras custodiada por dos hileras de casas y pasar bajo el arco de piedra que hay al final.

Entonces miras hacia arriba y ahí está.