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Mina La Esperanza (Épila)

La antigua mina de La Esperanza está muy cerca del Santuario de Rodanas, en el término municipal de Épila (Zaragoza).

La forma más sencilla de llegar es aparcar en Rodanas y caminar 2 kilómetros (una media hora) por un sendero señalizado que arranca junto al bar. La más cómoda es ir hasta la mina en coche. En este caso hay que dejar el vehículo junto a la pista de tierra, siempre sin obstaculizar el paso, y caminar unos 150 metros.

Aunque el complejo está abandonado desde hace décadas, es un lugar curioso y te encantará la tranquilidad del entorno.

UN POCO DE HISTORIA

La Esperanza fue construida por una empresa catalana en 1947 para la transformación del mineral de cobre que llegaba de Purroy, Biel, Jarque y Rodanas. A comienzos de los años cincuenta pasó a manos de Explotaciones Mineras Aragonesas, que echó el cierre en 1955.

Hay que destacar que, al estar en medio de ninguna parte, tuvieron que proporcionar suministro eléctrico llevando la línea desde Ricla hasta Rodanas. También se habilitó un acceso terrestre, que es el que se usa todavía, desde la carretera A-121 en el tramo de Ricla a Fundejalón.

EdificiosMinaEsperanza-PostalesparaMamá
TanqueMinaEsperanza-PostalesparaMamá

El proceso para obtener mineral de cobre comenzaba en la parte alta de la ladera, donde la materia prima era pesada y descargada. Una cinta transportadora la llevaba hasta una tolva y luego, tras pasar por la máquina machacadora, iba a un molino de rodillos.

La extracción tenía varias fases: Primero el mineral entraba a un tanque circular (que sigue ahí), donde se mezclaba con productos químicos para separar el cobre. Después se dejaba reposar para que decantara y poder eliminar las impurezas.

A continuación, el producto resultante pasaba a un gran horno donde comenzaba la fundición, que se completaba en otros dos hornos más pequeños. Y finalmente el cobre obtenido era conducido a unas balsas de almacenamiento.

La Esperanza está incluida en la Lista Roja del Patrimonio desde finales de 2021.

RECORRIENDO LA ESPERANZA

La mina de La Esperanza contaba con un buen número de instalaciones. Algunas tenían un uso meramente industrial mientras que otras estaban ocupadas por los trabajadores, aunque había diferencias en función de su categoría profesional.

Las nueve viviendas que compartían los obreros, que llegaron a superar la treintena, estaban en un edificio alargado hecho de adobe. La del guarda también era modesta pero tenía un pequeño corral, la del encargado contaba con jardín y una fuente, y el laboratorio del químico tenía azulejos en las paredes. Todavía es posible adivinar cuál era cada una.

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En el momento de nuestra visita se podía recorrer buena parte del complejo, sin peligro pero con precaución, especialmente donde hay maleza. Ningún edificio conserva el tejado y eso hace que el deterioro se haya acelerado pero, a parte de algunos escombros propios del lugar, está limpio y sin basura.

Viendo lo que queda ahora es fácil suponer que la inversión para poner la explotación en marcha sería muy grande. Y es una pena que La Esperanza, con ese nombre tan ilusionante, tuviera una vida tan corta. Pero ahí sigue, como recuerdo del variado patrimonio industrial de la comarca de Valdejalón.

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Muy cerca de la mina de La Esperanza está la Cueva del Gato. Si vas con peques, la visita les parecerá una gran aventura, y si llevan su propia linterna, todavía más.

Aprovecha la excursión para comer en el merendero con barbacoa del Santuario de Rodanas, que está muy bien, o en su bar restaurante. Y para terminar el día, nada mejor que un tranquilo paseo entre olivos hasta la carrasca centenaria de Rodanas.

CONSEJOS PRÁCTICOS:

-La visita es libre y puedes estar el tiempo que quieras. Calcula una media hora para dar un paseo entre los edificios.

Con niñ@s extrema las precauciones porque el complejo está en ruinas y puede resultar peligroso. Mucho, mucho cuidado con las caídas.

-En días soleados conviene llevar gorra y protección solar. Y no olvides el agua, especialmente si vas andando desde Rodanas.

-Recuerda que no debes dejar basura ni ensuciar el entorno.

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Hay muchas maneras de viajar, y si conocer la mía sirve para animarte a descubrir el mundo con tus hij@s, me daré por satisfecha. ¡Gracias por leer Postales para Mamá y por compartir en las redes sociales!

Comentarios:

  • Ricardo Mateo

    28 enero 2024

    Sencilla y buena descripción.
    Un entorno poco conocido y que da bastante juego (cuevas, mina, senda Matacabras, cerro Monegré), para todo los niveles. A elegir.

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