En la provincia de Teruel hay un pueblo famoso gracias al impresionante castillo que fue construido en roca. Su nombre es Peracense y es de color rojo, como el rodeno que hace tan únicos sus paisajes.
Al igual que ocurre con su fortaleza, Peracense es mucho más de lo que parece a primera vista. Su arquitectura tradicional nos traslada al siglo XVIII y sus montes, poblados de carrascas y jaras, invitan a descubrir los alrededores y disfrutar de la tranquilidad del entorno.
Justo al lado encontramos la iglesia parroquial de San Pedro (s.XVIII), que es el monumento más destacado de Peracense. Su torre mide 30m y el cuerpo superior tiene forma ochavada. Además conserva el reloj de sol y tiene un pequeño atrio adosado a la fachada.
Hace unos años se restauró el antiguo horno comunal y se hicieron obras en las escuelas para aprovecharlas con fines culturales. Pero lo que más llamará tu atención son las casonas solariegas, algunas de ellas con nombre propio, como la de Don Pepe o la de Don Pascual, con su arco de rodeno y su reloj de solar.
Muy cerquita de la iglesia hay un pequeño parque infantil desde el que se ve el lavadero del pueblo. Como curiosidad, decir que está elevado del suelo, así que es posible lavar la ropa de pie.
Allí mismo empieza la rambla, cuyos cuyos puentecillos de ladrillo, los árboles y los rosales en flor la convierten en un lugar muy fotogénico. Y si buscas un sitio para comer o tomar algo, sólo tienes que recorrerla y llegarás al Bar Teleclub de Peracense.
Justo al lado te encontrarás con otra de las fuentes, en este caso con forma de arco de medio punto y el nombre de Sierra Menera grabado en la piedra. El agua sale por sus dos caños desde 1902, y tras caer en una pila de piedra, pasa por tres abrevaderos más grandes.
También hay que destacar el Ayuntamiento, un edificio rojizo de dos plantas construido en mampostería. Para llegar sólo tienes que recorrer la rambla cuesta arriba y girar a la derecha nada más pasar la terraza del bar.
Sin duda, la estrella de Peracense es su castillo, y por todo el pueblo hay señales que te indican el camino. De hecho, basta con levantar la vista para verlo, pero no te dejes engañar por la perspectiva, porque es muchísimo más grande de lo que parece.
Da igual si visitas Peracense con o sin niñ@s: No te puedes perder la visita al castillo, porque estoy segura de que te va a sorprender.