7 jardines europeos de ensueño
Para disfrutar de los jardines con más encanto de Europa sólo hace falta tener ganas de pasear. Una vez hayas elegido tu destino, es posible que la historia del lugar te resulte tan inolvidable como la belleza del paisaje, porque todos son únicos en su especie.
Eso sí, si tienes intención de visitarlos en su máximo esplendor, no te confíes, porque parece que los almendros florecen un poquito antes cada año, y la primavera llega sin avisar.
7) JARDINES DEL PALACIO SCHÖNBRUNN
Viena (Austria)
El Palacio de Schönbrunn es uno de los principales monumentos de la ciudad de la capital austriaca y fue la residencia de verano de los Habsburgo.
El interior del palacio es impresionante pero los jardines no se quedan atrás. De hecho, el conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1996 y es conocido como el Versalles vienés.
Al llegar la primavera, las flores forman dibujos de colores en los inmensos parterres que se extienden hasta la fuente de Neptuno.
Pero si hay algo que atrae todas las miradas es la glorieta barroca que corona la colina. A la emperatriz Sisí le gustaba desayunar allí y no me extraña, porque ofrece una buenísima panorámica del jardín e incluso de Viena.
6) LOS JARDINES DE MONET
Giverny (Francia)
El pintor impresionista Claude Monet (1840-1926) se trasladó a Giverny con su familia en 1883. En su casa con jardín siguió pintando y además se aficionó a la botánica.
Pronto compró un terreno cercano donde creó un estanque con un puente de estilo japonés. Allí surgió un singular edén donde la vegetación era tan importante como la perspectiva o la luz, y los nenúfares se convirtieron en grandes portagonistas de su obra.
Esta es la razón de que pasear por los jardines de Monet te haga sentir como si formaras parte de uno de sus cuadros.
5) JARDÍN DE BÓBOLI
Florencia (Italia)
Muy cerquita del emblemático Ponte Vecchio de Florencia se puede visitar el Giardino di Boboli. El jardín se extiende tras un palacio que fue construido por la familia Pitti, rivales de los Médici, que eran quienes controlaban la ciudad.
Los Médici compraron el Palazzo Pitti a mediados del siglo XVI y mandaron construir estos jardines que, aprovechando una antigua cantera, unieron el edificio con el Fuerte Belvedere.
Para tener el palacio Pitti y media ciudad de Florencia a tus pies, debes subir hasta la Fuente de Neptuno y la estatua de la diosa Fortuna. Pero si quieres una perspectiva diferente, acércate hasta la terraza panorámica del Belvedere.
Los jardines de los Médici se ampliaron en el siglo XVII y fueron abiertos al público en 1766. Se pueden visitar todo el año y cuentan con esculturas de distintas épocas, fuentes, grutas y un graderío donde se representaron las primeras óperas de la historia.
4) PARQUE FLORAL DE KEUKENHOF
Lisse (Países Bajos)
En el siglo XIX aquí no sólo había flores, sino que también se cultivaban frutas y verduras que eran consumidas en el castillo. De ahí viene el nombre de Keukenhof, que se traduce como «jardín de la cocina».
En la actualidad es un enorme parque de primavera que sólo se puede visitar durante los meses de marzo, abril y mayo. Es decir, coincidiendo con la floración.
Sus más de 32 hectáreas albergan cinco tipos de jardines donde cada año se plantan siete millones de bulbos, principalmente tulipanes.
Recorriendo sus caminos descubrirás estanques, obras de arte al aire libre, un laberinto, fuentes y hasta un molino. Además hay varios restaurantes y también está permitido hacer picnic.
3) JARDÍN BOTÁNICO DE INVEREWE
Poolewe (Escocia)
La carretera North Cost 500 es una de las rutas costeras más impresionantes del mundo y atraviesa parajes tan espectaculares como Wester Ross. Es allí, en lo más agreste y salvaje de las Highlands, donde encontramos el sorprendente Jardín Botánico de Inverewe.
Para entender lo especial que este lugar, hay que empezar diciendo que antes era un peñón rocoso con un solo árbol, pero un hombre lo eligió para hacer realidad un sueño que parecía imposible.
Lo primero que hizo fue crear un cortavientos natural a base de pinos, y poco a poco consiguió reunir plantas de todo el mundo, organizándolas en función de su procedencia.
Tiene una zona amurallada con unas vistas maravillosas al lago, y lo mejor es que puedes visitarlo durante todo el año, porque siempre hay flores en algún lugar.
2) JARDINES DEL CHÂTEAU DE VILLANDRY
Villandry (Francia)
En el Valle del Loira se pueden visitar más de cuarenta castillos que se construyeron en esta zona central de Francia durante los siglos XV y XVI. Cada uno tiene un carácter propio y ocurre lo mismo con sus preciosos jardines, pero creo que el de Villandry, con su elegante simetría, representa muy bien la esencia de los jardines de estilo francés.
En el jardín de Villandry la estética siempre ha sido tan importante como la funcionalidad y en sus parterres se cultivan verduras y hortalizas, igual que en el Renacimiento.
Pasear entre los mosaicos formados por flores, setos y árboles, con el sonido del agua como música fondo, es un placer para los sentidos. Y si vas con peques no puedes perderte el laberinto y el área de juego infantil, que está en la zona alta de las terrazas.
1) JARDÍN DE NINFA
Cisterna di Latina (Italia)
De todos los jardines italianos, el de Ninfa es mi favorito, y espero poder visitarlo algún día. Ocupa la antigua ciudad medieval de Ninfa, cuya turbulenta historia la llevó a ser destuida y reconstruida varias veces, aunque la principal causa de su decadencia fue la malaria.
Por suerte, el lugar fue rescatado del olvido a finales del siglo XIX. Tras sanear los pantanos y liberar a las ruinas de parte de la vegetación que las recubría, fue adquiriendo el encanto romántico y algo salvaje que tiene actualmente, pues las plantas crecen sin seguir un patrón predeterminado.
El agua es como un espejo que multiplica la belleza del paisaje y seguro que es un lugar mágico durante todo el año. Pero si quieres disfrutarlo en plena floración, lo mejor es visitarlo en abril o mayo.