Los Gigantes de Cantabria
¿Has soñado alguna vez con pasear por un bosque de secuoyas?
Yo también. Y al contrario de lo que puedas imaginar, no hace falta cruzar medio mundo para disfrutar de estos gigantes de la naturaleza. ¡Porque hay secuoyas en Cantabria!
¿Sorprendid@?
Pues en esta comunidad, y concretamente en el municipio de Cabezón de la Sal, está el Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón, y hoy te cuento su curiosa historia.
LAS SECUOYAS
Este Espacio Natural Protegido de casi dos hectáreas y media está poblado por 848 ejemplares de Sequoia sempervirens, también conocida como secuoya costera o secuoya roja.
Pertenecen a la familia botánica de las cupresáceas (cipreses, tuyas…) que se caracterizan por ser árboles robustos muy apreciados por su madera. Y, junto con la secuoya gigante (Sequoiadendron giganteum) y la metasecuoya (Metasequoia glyptostroboides), forman la subfamilia Sequoioideae.
La secuoya costera es un árbol de hoja perenne que puede alcanzar gran altura. Para que te hagas una idea, el ejemplar más alto del mundo supera los 115 metros de altura sin incluir las raíces. El tronco es recto, de un bonito color rojizo, y el grosor de su corteza (hasta 30 cm) las hace muy resistentes al ataque de insectos y al fuego.
Actualmente los grandes bosques de secuoyas se localizan en las montañas costeras de Oregón y California (oeste de EEUU). El clima templado y húmedo de esa zona es ideal para ellas pero en la época de los dinosaurios se extendían por todo el hemisferio norte.
Las secuoyas del Monte Cabezón componen el bosque más extenso de esta especie que podemos encontrar en Europa. Miden 50 metros de altura y el perímetro del tronco ronda los 2 metros, formando una masa vegetal tan densa que apenas crece nada bajo su sombra.
Y aunque todavía no han alcanzado las dimensiones de las americanas, verlas es una sensación única.
CAMINANDO ENTRE GIGANTES
Las secuoyas son árboles muy longevos y pueden llegar a vivir hasta 3.000 años. Sin embargo, las del Monte Cabezón todavía no han cumplido su primer siglo.
Si te estás preguntando cómo es posible que haya un bosque de secuoyas en Cantabria, te lo voy a contar. Resulta que no crecieron espontáneamente, sino que fueron plantadas a principios de la década de 1940.
La intención era asegurar el suministro de madera para la industria de la zona. Sin embargo, cuando las secuoyas alcanzaron el tamaño adecuado para ser taladas, ya no las necesitaban.
Así fue como sobrevivieron a su fatal destino, siguieron creciendo y se convirtieron en Monumento Natural en 2003.
El acceso al bosque es libre y gratuito, con varios recorridosde distinta longitud señalizados con un código de colores.También verás eucaliptos, helechos y otras plantas típicas de la zona que harán que te sientas como en un cuento.
Gracias a unas pasarelas de madera que conducen directamente hasta las secuoyas es un paseo parcialmente accesible. Porque este tramo es perfecto para ir con sillitas de bebé o personas con movilidad reducida, pero más adelante encontrarás escaleras y senderos de tierra con cierto desnivel.
Así que, ahora que sabes que hay secuoyas en Cantabria, ya puedes dejar de pensar en viajar a otro continente para verlas… O no, porque tú decides lo lejos que quieres seguir tus sueños. 😉