Hay librerías en las que cualquiera podría perder la noción del tiempo.

Ya sea por la cantidad de libros que ofrecen, por la belleza del edificio o simplemente por su carácter singular, algunas se han convertido en destinos de culto para viajer@s más o menos bibliófil@s.

En Europa las hay que casi no necesitan presentación. Son lugares tan únicos como la librería Acqua Alta (Venecia), la Shakespeare & Company (París), la Librería Bardón (Madrid) o la Lello (Oporto). Y hay otras que, aun siendo igual de famosas, he descubierto por casualidad, como la Atlantis Books en Santorini.

Sin embargo, desde una pequeña librería de pueblo hasta la más famosa del mundo, todas tienen algo en común: Son puentes de papel hacia nuevos universos.

Hoy vamos a cruzar el charco para visitar un templo de la literatura en el corazón de uno de mis lugares favoritos.

Volamos a la ciudad que nunca duerme, aquella a la que cantó Frank Sinatra y que tantas veces hemos recorrido en películas y series de televisión. Muy cerca de Union Square, en el número 828 de Broadway con la 12th Street, la Strand Bookstore casi te hace olvidar dónde estás.

En estos tiempos de multinacionales y grandes cadenas comerciales, este negocio familiar ya va por la tercera generación de libreros. Abrió sus puertas en 1927, aunque lo hizo en un local de la Cuarta Avenida convirtiéndose en una de las 48 librerías que formaban la llamada “Book Row”. Fue en 1956, al tomar el relevo el hijo del fundador, cuando se trasladaron al edificio que ocupa en el Greenwich Village de Nueva York.

«Las librerías son puentes de papel hacia nuevos universos.»

Bajo su toldo rojo con letras blancas, varios carritos repletos de libros te reciben en la calle (al menos así era antes de la pandemia). Una vez dentro de la Strand, tienes tres plantas para perderte durante horas mientras encuentras lo que buscas.

Para mí, lo más especial no es la cantidad de volúmenes que hay (que también impresiona), sino su sección de libros raros. Al entrar, es como si alguien los hubiera traído directamente del pasado y estuvieran esperando a ser descubiertos una vez más… Es una sensación inolvidable.

Poco importa si realmente alberga las 18 millas (29km) de libros nuevos, usados y raros que promete, porque la Strand se ha convertido en un lugar icónico de Nueva York. Es casi imposible salir de allí con las manos vacías, ya que tienen algo para todos los gustos y bolsillos, y regalos originales para recordar tu visita.

La Strand Bookstore es un paraíso de los libros que conquista a cualquiera que atraviese sus puertas, y esperemos que siga siéndolo por mucho tiempo.

Sin embargo, también han notado los efectos devastadores de la pandemia, y en octubre de 2020 su propietaria pedía ayuda a sus clientes en las redes sociales.

Sobra decir que  l@s newyorkin@s acudieron en masa al rescate de la última superviviente de la «Book Row». Porque son historias como ésta las que convierten a la Gran Manzana en una ciudad única, y sus habitantes lo saben.